
Calidad y Cobertura: claroscuros de la
educación a distancia en México
Resumen:
El presente texto aborda la situación de la calidad y la cobertura de la educación a distancia en México en los niveles medio y superior, considerando su historia, sus definiciones y sus objetivos, para concluir que son dos elementos que se han analizado bajo prejuicios diversos.
La calidad de esta modalidad debe ser vista con características y criterios propios, mientras que la cobertura se observa como un medio más para solventar un problema mucho mayor de atención a la demanda. Son dos claroscuros de acuerdo con el análisis de los expertos.
Introducción
Introducción
El presente ensayo tiene el objetivo de identificar los prejuicios que existen en torno a los conceptos de calidad y cobertura de la educación a distancia en los niveles medio y superior en México, lo que hace que sea considerada socialmente como una modalidad que ofrece egresados con preparación mediocre.
Pero, en realidad: ¿la educación a distancia es de menor calidad que la que se ofrece mediante sistemas tradicionales? ¿Responde o no responde a la problemática de atender la alta demanda que en los últimos años se ha disparado en los niveles medio y superior en México?
Pero, en realidad: ¿la educación a distancia es de menor calidad que la que se ofrece mediante sistemas tradicionales? ¿Responde o no responde a la problemática de atender la alta demanda que en los últimos años se ha disparado en los niveles medio y superior en México?
Con esas dos preguntas como eje, se inició una búsqueda bibliográfica y hemerográfica que plantea opiniones diversas, pero al final de cuentas conllevan a un mismo punto: la educación a distancia en los niveles medio y superior en México apenas comienza a escribir su historia
Sin duda, para medir ambos parámetros –el de la calidad y la cobertura- hace falta también establecer mecanismo e instrumentos de evaluación acordes con este sistema. Mientras que la cobertura y la calidad sean vistas como dimensiones aisladas, los prejuicios planteados en torno a ambas serán más fuertes que sus propias argumentaciones.
Se trata, por tanto, de presentar estas posturas diversas y determinar el valor de la educación a distancia en cuanto a sus niveles de enseñanza y de respuesta a la necesidad de atender cada día a más población que demanda servicios educativos.
1. Inicios y situación actual
1. Inicios y situación actual
La educación a distancia es un sistema complejo de enseñanza que involucra características propias de los sistemas abiertos o independientes (Annabella, Fernández y Juárez, 2005) y tiene una historia que ha definido sus características y le ha dado un lugar en la educación mexicana.
Es a finales de la década de los ochenta cuando las universidades mexicanas empiezan a utilizar tecnologías de información y comunicación en la educación a distancia, fundamentalmente mediante teleconferencias. En sus inicios aún no se planeaba esta modalidad para estudios completos de bachilleratos o licenciaturas, sino más bien como una herramienta de apoyo al sistema tradicional. Eso cambió en menos de dos décadas.
Garduño, (2008) señala que:
Garduño, (2008) señala que:
En la actualidad, son diversas las instituciones públicas y privadas de México que ofrecen programas educativos en la modalidad abierta y a distancia, los cuales, por lo general, se caracterizan por ser en su estructura académica y administrativa una reproducción de modelos escolarizados. Sin embargo, se debe reconocer que otros han sido diseñados cuidando de manera especial el objetivo de lograr el aprendizaje independiente y colaborativo de los alumnos. (p.8)
La educación a distancia en México está en proceso de maduración; tiene ante sí muchos desafíos pero, sin duda, el más importante es el de ofrecer estudios de calidad y el de llegar a sectores poblacionales cada vez más amplios. Tiene como uno de sus pendientes establecer una normatividad que conlleve a responder de manera homogénea a este desafío, pero al mismo tiempo que la convierta en un elemento de respuesta ante la alta demanda a los sistemas tradicionales.
Hasta el momento, cada institución que la pone en marcha, lo hace con sus propios criterios y tiempos, sin que sean fundamentales las necesidades de los sectores que la demandan. Las instituciones deben trabajar más en conjunto y establecer criterios similares, y al mismo tiempo dar atención a su entorno. Aunque se ha avanzado mucho y hasta hay casos documentados de licenciaturas exitosas, como las que se imparten en la Universidad de Guadalajara bajo esta modalidad, todavía son muy pocas las instituciones que la impulsan.
2. Los prejuicios en torno a la calidad en la educación a distancia
2. Los prejuicios en torno a la calidad en la educación a distancia
Calidad y cobertura son dos dimensiones del sistema educativo; la diferencia entre ambas es que es más fácil determinar o medir la segunda que la primera. Con los complejos sistemas de indicadores que se han construido en el país (como los del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación, por ejemplo), tenemos datos sobre número de escuelas, alumnos que asisten, niveles de deserción, de reprobación, escolaridad de los padres de familia, en fin, una gran variedad de datos que forman parte de la radiografía del sistema educativo nacional y que, entre otras, nos permiten conocer los niveles de cobertura con precisión.
No sucede lo mismo con la calidad. Todos los actores del sistema educativo aspiran a ofrecer más y mejores conocimientos en las escuelas. Para lograrlo, se han construido instrumentos de evaluación que determinan los niveles de aprendizaje de los alumnos en los distintos grados escolares. En el caso de las universidades mexicanas, existen las evaluaciones que se aplican a través del Centro Nacional para la Evaluación de la Educación Superior (Ceneval), que ha diseñado múltiples instrumentos para valorar las aportaciones en la enseñanza de este nivel en el país.
Sin embargo, no hay un instrumento específico y diseñado para evaluar, per se, al sistema de educación a distancia; se utilizan los mismos que se aplican a los programas convencionales. Esta falta de resultados palpables hace que se genere un prejuicio de mala calidad en torno a esta modalidad educativa.
Adel (2007, s/p) señala que las universidades son instituciones conservadoras y parte de sus comunidades se niegan a la incorporación de nuevas formas de enseñanza a través de tecnologías modernas y sofisticadas., loque Garduño (2008, p.5) confirma cuando dice que una de las principales dificultades que enfrentan las universidades al implantar las TIC es la poca disposición de sus recursos humanos a incorporarse a los cambios tecnológicos, lo que se manifiesta con mayor frecuencia en generaciones adultas.
Los ludistas del mundo moderno tienen la percepción de que la educación y el proceso de enseñanza es más eficiente cuando los alumnos interactúan con libros, docentes y con compañeros en forma directa, a que si lo hacen a través de una computadora. Consideran que la educación a distancia despersonaliza el proceso enseñanza-aprendizaje y valoran que su calidad es inferior a la de otros sistemas.
Pero exactamente, ¿qué significa esto? ¿Cómo definir la calidad? Antes de presentar posturas, es importante destacar que hay un hecho que es ineludible: la sociedad de la información está transformándose en la sociedad del conocimiento y del aprendizaje (Adel, 2007). Así que el avance de nuevas formas de aprender ya es imparable.
2.1 Algunas definiciones de calidad en torno a la educación a distancia
Según el INEE (s/f), para que un sistema educativo sea de calidad, debe cubrir las siguientes condiciones:
a) Pertinencia y relevancia.- Que el currículum sea el adecuado a las circunstancias de vida de los alumnos y las necesidades de la sociedad;
b) Eficacia interna y externa.- Que el mayor número de alumnos ingresen a la escuela, permanezcan en ella y obtengan los niveles de conocimiento planeados en el currículum;
c) Impacto.- Que los resultados de la educación sean fructíferos para el alumnos y la sociedad;
d) Eficiencia.- Que la escuela cuenta con recursos humanos y materiales suficientes y son bien administrados;
e) Equidad.- Que tiene en cuenta la desigualdad de condiciones de alumnos, comunidades, escuelas y se ofrecen apoyos para que los objetivos educativos sean alcanzados por todos.
a) Pertinencia y relevancia.- Que el currículum sea el adecuado a las circunstancias de vida de los alumnos y las necesidades de la sociedad;
b) Eficacia interna y externa.- Que el mayor número de alumnos ingresen a la escuela, permanezcan en ella y obtengan los niveles de conocimiento planeados en el currículum;
c) Impacto.- Que los resultados de la educación sean fructíferos para el alumnos y la sociedad;
d) Eficiencia.- Que la escuela cuenta con recursos humanos y materiales suficientes y son bien administrados;
e) Equidad.- Que tiene en cuenta la desigualdad de condiciones de alumnos, comunidades, escuelas y se ofrecen apoyos para que los objetivos educativos sean alcanzados por todos.
Ávila (2005) señala que la calidad en la educación a distancia no es diferente a la de otras modalidades, aunque “requiere de acciones eficaces que contribuyan a definir los elementos que enriquezcan su diseño, ratifiquen su efectividad, y reflejen la calidad y efectividad de los procesos de aprendizaje que promueve, a través del desempeño de sus egresados en el continuo de su formación y en su desenvolvimiento profesional” (pp 8-9).
Por lo tanto, la calidad en la educación a distancia puede tener una gran variedad de parámetros para ser medida, pero fundamentalmente debe ser también un compromiso. Moreno (2006) destaca que, al menos, una institución que ofrece este tipo de enseñanza, para alcanzar calidad debe cumplir con el siguiente decálogo:
1. Contar con fuentes de información y conoci¬miento accesibles.
2. Que los profesores posean competencias de asesoría.
3. Que el programa cuente con espacios y operación de prácticas, tanto en am-bientes físicos como virtuales.
4. Que el programa proporcione ambientes que permitan monitorear cómo se dan las relaciones y comunicación a dis¬tancia entre estudiantes, docentes e institución.
5. Que se cuente con personal, equipamiento y procesos para diseño, producción y distribución de cursos y materiales educativos.
6. Exista un entorno tecnológico estable y seguro para la comunicación, produc¬ción, acervos y ambientes educativos.
7. Que se realicen diagnósticos de factibili¬dad para implementar esta modalidad y justificar la elección de medios y pla¬taformas.
8. Se tenga un sistema y procedimientos de evaluación y acreditación apropia¬dos..
9. Se tenga la posibilidad de valorar cómo se propician virtualmente los ambien¬tes de aprendizaje.
10. Se realice una gestión institucional, académica y administrativa, eficaz y oportuna. (pp 25-26)
2. Que los profesores posean competencias de asesoría.
3. Que el programa cuente con espacios y operación de prácticas, tanto en am-bientes físicos como virtuales.
4. Que el programa proporcione ambientes que permitan monitorear cómo se dan las relaciones y comunicación a dis¬tancia entre estudiantes, docentes e institución.
5. Que se cuente con personal, equipamiento y procesos para diseño, producción y distribución de cursos y materiales educativos.
6. Exista un entorno tecnológico estable y seguro para la comunicación, produc¬ción, acervos y ambientes educativos.
7. Que se realicen diagnósticos de factibili¬dad para implementar esta modalidad y justificar la elección de medios y pla¬taformas.
8. Se tenga un sistema y procedimientos de evaluación y acreditación apropia¬dos..
9. Se tenga la posibilidad de valorar cómo se propician virtualmente los ambien¬tes de aprendizaje.
10. Se realice una gestión institucional, académica y administrativa, eficaz y oportuna. (pp 25-26)
Sin duda contar con una plataforma docente, administrativa y tecnológica es un factor básico para que estos sistemas ofrezcan enseñanza de calidad. No obstante, los impulsores de la educación a distancia se comprometen a cumplir con otros parámetros más relacionados con el resultado de esta enseñanza que con la plataforma con la que se imparte.
Moreno (2006) los resume de la siguiente manera:
1. Mayor cobertura con equidad.
2. Acceso a los servicios educativos a quienes han estado históricamente marginados.
3. Flexibilidad para adecuarse a las con¬diciones de vida, trabajo y estudio.
4. Apoyo y promoción de la autogestión.
5. Superación de los problemas de tiempo y espacio para acceder a estudios institucionales. (p. 26)
2. Acceso a los servicios educativos a quienes han estado históricamente marginados.
3. Flexibilidad para adecuarse a las con¬diciones de vida, trabajo y estudio.
4. Apoyo y promoción de la autogestión.
5. Superación de los problemas de tiempo y espacio para acceder a estudios institucionales. (p. 26)
En estos puntos, el concepto de equidad es factor fundamental para la lograr la calidad. Como Adel (2007, s/p) lo reitera: “la educación en la sociedad de la información ha de ser un factor de igualdad social y de desarrollo personal, un derecho básico y no únicamente un producto de mercado… Debe evitarse que las nuevas tecnologías acrecienten las diferencias sociales existentes o creen sus propios marginados”.
En ese sentido, las universidades, (principalmente las públicas) deben visualizar la educación a distancia como una oportunidad más de enseñanza, con parámetros de calidad similares al de sus otras modalidades. Para lograrlo deben diseñar esta enseñanza en los marcos de su propia filosofía institucional, que las compromete a ofrecer educación a quienes acceden a ellas, sin importar su condición socioeconómica. La educación pública con equidad no es una graciosa concesión, es producto de un gran número de luchas sociales y se sostiene con el erario público; el diseño de programas bajo la modalidad a distancia debe basarse en ese principio.
Mena lo define de la siguiente manera: “Cuando una universidad convencional toma la decisión de incorporar a su oferta académica la modalidad a distancia, debe afrontar una serie de cambios estructurales, tecnológicos y metodológicos. Pero, sobre todo, debe convencerse de la necesidad de reconfigurar su modelo anterior para asegurar una real integración de modalidades y no, simplemente, una adición tecnológica o metodológica…Ello será posible si desarrollan una oferta flexible, capaz de adecuarse a las necesidades del contexto. Esa flexibilidad administrativa deberá equivaler a un mayor rigor académico”. (Apud Adel, 2005, s/p).
Por último, Moreno (2006) señala que la calidad de la educación a distancia se determina por criterios como la calidad del personal académico y administrativo que la sostiene, sus acervos electrónicos, su impacto social y tener un liderazgo determinado.
Por último, Moreno (2006) señala que la calidad de la educación a distancia se determina por criterios como la calidad del personal académico y administrativo que la sostiene, sus acervos electrónicos, su impacto social y tener un liderazgo determinado.
La calidad, por lo tanto, requiere de muchos factores concatenados. Sin embargo, la educación a distancia debe ser evaluada con las mismas exigencias que otras modalidades, pero tomando en cuenta sus peculiaridades. Para acabar con el prejuicio de que es una enseñanza de menor calidad, es necesario adecuar criterios e indicadores en las instituciones y dependencias universitarias responsables de la evaluación y construir instrumentos acordes para determinar sus niveles de calidad.
Queda aún pendiente resolver el problema de cómo evaluarla, “ya que la creciente diversificación de la oferta, el uso cada vez más intenso de las tecnologías de información y las posibilidades que éstas ofrecen de recibir programas ofrecidos por instituciones educativas de otros países, hace compleja la tarea de evaluación y acreditación, así como el reconocimiento de los títulos y grados obtenidos”. (Sánchez, 1998, s/p).
Es necesario trabajar en el diseño de instrumentos de evaluación apropiados para las distintas modalidades educativas, que consideren tanto los resultados de la educación y los aprendizajes obtenidos, como los procesos educativos.
Los organismos internacionales proponen una fórmula general, pero aún insuficiente, para evaluar la educación a distancia. (García y Andrada, 2008). Las áreas donde hacen énfasis son:
1. Misión, es decir, que la oferta esté incorporada a la misión institucional.
2. Estructura, si tiene o no condiciones adecuadas para ofrecer esta modalidad.
3. Recursos Financieros, si son o no son suficientes.: ¿son suficientes y adecuados?
4. Currículum e instrucción, si son o no son los apropiados: ¿son apropiados?
5. Soporte docente, que sea una planta académica preparada para este reto
6. Soporte alumnos, que tengan todas las condiciones adecuadas y se evite generar grupos potencialmente propensos a la deserción.
7. Resultados de aprendizaje, que exista una evaluación acorde a sus contenidos y formas de enseñanza.
2. Estructura, si tiene o no condiciones adecuadas para ofrecer esta modalidad.
3. Recursos Financieros, si son o no son suficientes.: ¿son suficientes y adecuados?
4. Currículum e instrucción, si son o no son los apropiados: ¿son apropiados?
5. Soporte docente, que sea una planta académica preparada para este reto
6. Soporte alumnos, que tengan todas las condiciones adecuadas y se evite generar grupos potencialmente propensos a la deserción.
7. Resultados de aprendizaje, que exista una evaluación acorde a sus contenidos y formas de enseñanza.
La evaluación bien estructurada, con instrumentos adecuados, es el único medio posible que permite valorar los niveles de calidad de los sistemas educativos. Si la educación a distancia carece de un sistema propio que la evalúe, no sólo prevalecerá el prejuicio de que su calidad es menor a la de otras modalidades, sino también se corre el riesgo de no mejorarla.
3. Los prejuicios en torno a la cobertura de la educación a distancia
3. Los prejuicios en torno a la cobertura de la educación a distancia
Contrario a la calidad, la cobertura de la educación a distancia ha sido sobrevaluada, al plantearse a esta modalidad como la panacea al grave problema que año con año enfrentan la educación media y superior con los rechazados. No es un problema nuevo, tiene antecedentes de casi cuatro décadas.
Fue en la década de los sesenta cuando se incrementó la demanda de educación superior. Las universidades no tuvieron capacidad para abrir sus puertas a todo aquel que lo solicitaba. Es entonces, casi a principios de los setenta, cuando se analizan nuevas formas de atención a este requerimiento de ingreso.
En México, en nivel medio superior, se construyeron nuevas escuelas en todo el país (Colegio de Ciencias y Humanidades de la UNAM, El Colegio de Bachilleres y preparatorias estatales). Asimismo, surgieron más campi universitarios (como las Escuelas de Estudios Profesionales, la Universidad Autónoma Metropolitana, algunas universidades estatales, entre otras).
Como respuesta para cubrir una mayor cobertura, nació dos décadas después la educación superior a distancia, que “ha sido el sistema educativo que mejor se ha ajustado a los parámetros que demandaban las nuevas tendencias educativas apuntadas líneas arriba”. (Almenara, 2003, p1).
En la actualidad, ante la imposibilidad de construir más escuelas y ante la creciente demanda de ingreso, la educación a distancia se ha convertido en elemento que incrementa la cobertura y, en consecuencia, que atiende la alta demanda. Según ANUIES, se atiende a 235 mil estudiantes del nivel superior en México mediante esta modalidad. (El Sol de Toluca, 2010)
Asimismo, la Secretaría de Educación Pública informó que en junio ofrecerá 40 mil espacios en su Programa de Educación Superior y a Distancia, de los cuales mil serán para mexicanos que radican en el extranjero, con una inversión superior a los 250 millones de pesos. (La Jornada, 2010) Así que tampoco es barata.
Pero, ¿en realidad la educación a distancia es una panacea ante el problema de la demanda? ¿O esto es un prejuicio más en torno a ella?
3.1 Cobertura y discurso gubernamental
García (2007) asegura que en México existe un discurso gubernamental falaz en torno al uso de las nuevas tecnologías y la educación a distancia, orientado a señalar que se trabaja en atender rezagos, coberturas e inequidad.
En su opinión, la educación a distancia no resuelve el problema de la cobertura por la sencilla razón de que las condiciones socioeconómicas de un alto porcentaje de la población no le permiten tener acceso a estos sistemas.
Desde 1995, en los distintos planes de desarrollo sexenales, la educación a distancia ha estado presente como una política para abatir el rezago y atender la cobertura. No obstante, las estadísticas muestran una realidad contraria. La educación a distancia si bien atiende parte de una cobertura educativa en los niveles medio y superior, está muy lejos de ser la panacea a este problema. Vayamos a las definiciones.
Entendemos por cobertura al porcentaje de alumnos en edad normativa, inscritos al inicio del ciclo escolar en un nivel educativo, con respecto a la población en cursar ese nivel (INEE-2005). Asimismo, Serrano y Martínez (2003) definen la brecha digital como la separación que existe entre las personas que tienen acceso a las TIC y aquellas que no tienen acceso o que no saben usarlas. ¿Cómo andamos en México en estos indicadores?
3.2 La danza de los números
De acuerdo con la Secretaría de Educación Pública (s/f), se espera que en 2010 egresen de secundaria 1 millón 803 mil 082 jóvenes, de los cuales sólo 60 por ciento podrá continuar sus estudios. El otro 40 por ciento, deja de estudiar fundamentalmente por falta de opciones y por su condición socioeconómica.
En educación superior (SEP, 2008) en México hay 2 millones 611 mil 267 alumnos en licenciatura que equivale al 26.5% de la población de 19 a 23 años de edad. Es decir, aunque el potencial de la educación a distancia es de más de seis millones de mexicanos, sólo 67 de las mil 741 instituciones de educación superior ofrecen esta modalidad.
Por tanto, las cifras señalan que la educación a distancia no es una panacea para atender la cobertura, sólo una política más para disminuirla. Está muy lejos de ser la forma de atención prioritaria a este problema, sobre todo si se toma en cuenta que las condiciones desfavorables y de pobreza de un alto porcentaje de la población, le impiden tener acceso a este sistema.
Fuentes (2010) señala que según datos del Inegi, México tiene una cobertura en Internet de 18.4% de los hogares; sólo 22% de quienes tienen acceso a una computadora lo hacen en las escuelas y se ignora cuántos profesores están capacitados en uso de las tecnologías de la información y cuántos fomentan su aprendizaje.
Según datos de la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnología de Información y Comunicaciones en los Hogares (Citada por Fuentes, 2010) sólo uno de cada cuatro hogares (26.8%) tiene computadoras y sólo dos de cada diez (18.4%) cuenta con acceso a Internet.
Esta es la realidad en el país. Con estas cifras es difícil suponer que la educación a distancia es la forma de responder a la alta demanda educativa en los niveles medio y superior, como se hace énfasis en el discurso gubernamental. Aunado a ello, no se debe soslayar que los planteamientos de la educación a distancia tienen diversas consecuencias. Almenara (2003) las enlista de la siguiente manera:
Económicas: Pocos países son los que poseen la información tecnológica y, en ese sentido, la educación a distancia se convierte en un elemento que acrecienta las diferencias lo que se traduce en unos mayores beneficios económicos.
Políticas y sociales: El proceso que implica echar a andar a la educación a distancia, requiere integrar datos o referencias que crearán brechas más profundas entre países.
Se puede decir que impulsar la educación a distancia para resolver un problema de cobertura implica enfrentarse a otros costos sociales y económicos, quizá más profundos que el problema de origen. No obstante, no debe soslayarse que más de un cuarto de millón de jóvenes es atendido bajo esta modalidad y estos estudiantes también merecen recibir estudios de calidad.
Conclusiones
Se puede decir que impulsar la educación a distancia para resolver un problema de cobertura implica enfrentarse a otros costos sociales y económicos, quizá más profundos que el problema de origen. No obstante, no debe soslayarse que más de un cuarto de millón de jóvenes es atendido bajo esta modalidad y estos estudiantes también merecen recibir estudios de calidad.
Conclusiones
La educación a distancia en México tiene una historia corta y un discurso lleno de prejuicios en torno a sus expectativas y su calidad. Por un lado, es calificada como un sistema cuyos resultados en cuanto a calidad son dudosos pero, por otro, ha sido identificada como el medio fundamental para dar respuesta a la alta demanda que tienen las instituciones públicas para atender la educación media y superior. Ambas posturas, por definición extremistas, ya han sido analizadas por especialistas, quienes las colocan en su justa dimensión.
En cuanto a la calidad, apenas se están estableciendo parámetros que la definan con sus peculiaridades, aunado a que es urgente establecer mecanismos de evaluación específicamente diseñados para esta modalidad. No obstante, existen parámetros internacionales que apuntan que una modalidad a distancia tiene calidad cuando responde, aunque sea en forma mínima, a la visón de la institución que la imparte.
También requiere tener personal administrativo y académico preparados en el uso y manejo de nuevas tecnologías; infraestructura adecuada a esta necesidad, alumnos con acceso a las mismas, planes y programas de estudio acordes, y que se realicen diagnósticos permanentes para medir su efectividad. Hay mucho trabajo por hacer para valorar la calidad de este sistema.
No obstante, tampoco existen parámetros que determinen que en realidad se trata de una modalidad que ofrece enseñanza de menor calidad a la tradicional, puesto que las evaluaciones que se le aplican no concluyen con esa aseveración. Simplemente, deben construirse instrumentos propios que la evalúen y la conduzcan a una mejora constante.
En relación con la cobertura, las estadísticas son lapidarias, pues si bien esta modalidad atiende a un alto número de alumnos, está muy lejos de convertirse en la panacea que resuelva la falta de espacios, como se establece en los discursos gubernamentales, aunda a que también es costosa.. No obstante, el hecho de que atienda a más de 40 mil alumnos en sólo un año, no es un asunto menor.
Las grandes brechas sociales y económicas en la población existen a pesar de la educación a distancia, de lo que se trata es de buscar los mecanismos adecuados que permitan que llegue a los diversos sectores que la requieran y que cumpla con los requerimientos de calidad ya señalados como mínimos.
Referencias
Referencias
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Estimada María Isabel:
ResponderEliminarBuen trabajo. Sigue con esta maestría tus tareas se ven bien. Te deseo la mejor de las suertes pues te lo mereces.